Nuestra Historia

Así comienza nuestra Historia en San Juan...
Un 29 de Septiembre de 1872, en la ciudad de Córdoba, cuna de grandes familias religiosas, se hacía realidad el “Sueño Dorado” de una mujer preclara, que supo tener un corazón abierto a la voluntad de Dios, nuestra querida Madre Catalina de María, que acompañada por dos grandes hombres que supieron ser verdaderos padres espirituales, los sacerdotes David Luque y José María Bustamante, dieron vida a esta gran familia de las Esclavas del Corazón de Jesús, que pronto, con la fuerza del Espíritu, se extendió al resto de nuestro querido país y el mundo…
Vivían en San Juan las señoras Rosario y Luz del Socorro Castro Videla. Mujeres de un espíritu generoso para todo lo que significara obras de bien. Ofrecieron entregar sus bienes a una congregación que fundara en San Juan una escuela católica.
Doña Rosario, movida por su profunda formación cristiana decidió viajar a Córdoba para entrevistarse con el Padre David Luque y así poder manifestarle sus inquietudes, poniendo todos sus bienes a disposición para que las Esclavas fundaran y dirigieran un colegio en San Juan. Pero a pesar de todo, el sacerdote explicó que no sería posible llevar a cabo este propósito.
Las Sras. Castro no desistieron, entusiasmaron con este proyecto al Padre Manuel José Castro Gatica, cura párroco de Concepción, quien conociendo al Padre Luque, lo visitó en la ciudad de Mendoza, donde acordaron solventar los gastos necesarios para la subsistencia de las Hnas Esclavas, mientras lo necesitaran, y levantar el edificio para el Colegio. Rosario y Luz del Socorro, donarían sus bienes que consistían en unas casas ubicadas en calle Salta entre Buenos Aires y Santa Fe, hoy calle Entre Ríos entre Mitre y Santa Fe, y una viña que ocupaba tres cuartos de manzana, limitada por las calles Além, Catamarca, General Paz y Córdoba, lugar donde hoy se encuentra nuestro querido Colegio de “La Inmaculada”
Con la venta de algunas joyas de las Hnas. Castro y otros fondos recaudados por el Padre Manuel, se adquirió lo necesario para los arreglos de las casas y el viaje de las primeras Religiosas.
Un 18 de Agosto de 1886, partían de Córdoba las Hermanas, para dirigirse a fundar en San Juan y Mendoza.
Para la tranquila ciudad de San Juan fue un verdadero motivo de alegría el arribo de Madre Catalina con sus hijas, las Esclavas, que al llegar fueron recibidas con toda clase de atenciones, las esperaba el Padre Manuel Castro Gatica y otros sacerdotes, familias vecinas que proporcionaron muebles y otros elementos que luego mandaron a retirar, quedando las Hnas. Con muy escasos elementos para desenvolverse. Fue la tarde de un 26 de agosto de 1886.
Pocos días después, Madre Catalina, obligada por las tareas que la esperaban en la Casa Madre debió viajar dejando el resto de las Hermanas, quedando fundado el Colegio bajo la advocación de “La Inmaculada”, ese mismo año, se iniciaron las clases con un grupo de ochenta niñas.
En enero de 1888 se puso la piedra fundamental en la viña donada por las hermanas Castro, pero con escasos recursos para iniciar la construcción, pero el empeño del abnegado sacerdote venció todas las dificultades, logrando reunir los fondos suficientes para inaugurar el nuevo colegio que fue bendecido un 29 de Mayo de 1889. Y en agosto de ese mismo año la comunidad se trasladó al mismo.
Con el paso del tiempo, fue creciendo el prestigio del Colegio de la Inmaculada, y no sólo eso, sino que también se fueron haciendo realidad otros sueños y anhelos: la construcción de la Capilla a finales de 1904 y una casa de Ejercicios Espirituales en 1918.
No todo fue fácil, también hubo momentos de dolor que marcaron a fuego a esta gran familia, uno de ellos, fue el terremoto de 1944 que señala un antes y un después en nuestra historia. El devastador sismo arrasó con todo, pero como un signo de la fidelidad de Dios y de que la obra de Madre Catalina continuaría en San Juan, quedaron intactas las imágenes de la Inmaculada, aquellas que hoy vemos en el patio y en portería.
Con amor, fe y esperanza el Colegio se puso de pié, siguió caminando y hoy, aquí estamos, en familia compartiendo la vida fecunda de esta querida casa. Se siente en las galerías del Colegio, la presencia de Madre Catalina, pero no sólo ahí, también en los corazones de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de sus hijas las Esclavas y hoy con el Corazón de Jesús y nuestra Madre La Inmaculada nos invita a seguir luchando, creciendo a ser felices a través del camino del Amor y la Reparación

Elaborado por: Esteban Eduardo Tejada Ruiz